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30 de diciembre de 2005
Abortos y disparos
Bajo el título "Se dispara el aborto", el periódico El País (vinculado con la izquierda gobernante en España) analiza los alarmantes datos de este año 2005: 85.000 abortos. Un incremento del 73% con respecto a 1995. Preocupante para cualquier persona de bien, y una tragedia absolutamente monstruosa para un católico. Y sancionada por la ley.
El País, en todo caso, se preocupa: cuanto más disponible está la información sobre el uso de condones, las campañas a favor de su uso, cuando se recomiendan no sólo como regulación de la natalidad sino por razones sanitarias, más suben los abortos. Algo parece que falla.
Y al hablar de las causas, mencionan "factores sociales y económicos", "precariedad laboral", "falta de acceso a la vivienda" (¿acaso esto no ocurría antes, y era incluso peor?), y una "tendencia a subestimar los riesgos de determinadas conductas sexuales". Y afirman que "es evidente que algo falla en la educación sexual que reciben los jóvenes". Algo, por fin, en lo que estamos de acuerdo.
El problema es la banalización del sexo. La única receta, el "sexo con responsabilidad". Pero pretender que la responsabilidad se limite a "ponte una goma cada vez que lo haces", mientras se fomenta el "hazlo donde sea, como sea, cuantas veces sea y con quien sea", mientras la promiscuidad sigue vendiéndose como bandera de éxito social, mientras la iniciación sexual tardía se sigue viendo con miradas de lástima... Pretender que el sexo sea irresponsable en todo excepto en el hecho de "ponerte la goma antes de hacerlo" es totalmente irrealista.
Pero vivimos en una sociedad en la que se educa en la irresponsabilidad, en esto y en todo. Y pagamos las consecuencias. En este caso, 85.000 muertes. Y las que vendrán.
Ay... demasiadas cosas para decir, en esta fiesta de la Sagrada Familia. Pero tenemos tiempo. Al menos a nosotros no nos lo negaron al nacer.
Escrito por Eleder a las 12:07 p. m.
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23 de diciembre de 2005
Deseos de Navidad
Sólo un deseo:
Que, tras andar tanto tiempo y tantas veces descarriado, perdido en mitad del monte, sin tener muy claro a dónde ir,
la luz de Navidad me vuelva a colocar en la dirección correcta: andando hacia el Portal, hacia la humildad que vence al orgullo; la indefensión confiada que resiste a cualquier ataque; hacia la figura del Niño que, desvalido, vence con sus manos a la Muerte.
Navidad es, como recordaba el Papa y como celebraban los antiguos paganos, la luz que vence a las tinieblas. Que sepamos mirar hacia arriba y caminar hacia ella.
Para todos, feliz Navidad.
Escrito por Eleder a las 1:13 p. m.
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21 de diciembre de 2005
Audiencia navideña
Esclarecedoras (y nunca mejor dicho) palabras del Papa, en la audiencia general de hoy mismo, en la Plaza de San Pedro:
"La Navidad coincide en nuestro hemisferio -explicó el Santo Padre- con los días del año en que el sol termina su parábola descendiente y se empieza a prolongar gradualmente la duración de la luz diurna. (...) Así comprendemos mejor el tema de la luz que vence a las tinieblas. Es un símbolo evocador de una realidad que concierne a la intimidad del ser humano: el bien que vence al mal, (...) la vida que derrota a la muerte. La Navidad nos hace pensar en esta luz interior, su luz divina nos propone de nuevo el anuncio de la victoria definitiva del amor de Dios sobre el pecado y la muerte (...).
En particular, cuando veamos calles y plazas de nuestras ciudades adornadas con luces resplandecientes, recordemos que estas luces evocan otra luz, invisible para nuestros ojos, pero no para nuestro corazón. Al contemplarlas, al encender las velas de las iglesias o las luces del Nacimiento y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad!".
Escrito por Eleder a las 4:36 p. m.
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20 de diciembre de 2005
Esclarecimiento navideño
Me ha encantado leer este post en el blog de una amiga, dedicado a destacar los placeres y las alegrías de la Navidad.
Y leyéndole, recordaba que cada vez me voy dando más cuenta de una cosa:
Que, siempre que tenemos cualquier experiencia, y somos incapaces de resaltar sus aspectos buenos y disfrutarlos, y nos centramos en sus aspectos negativos y los criticamos... estamos dejando vencer en nosotros a un Enemigo.
Y estamos sufriendo, poco a poco, lo mismo que sufrió Gollum, a quien pasó a quemarle la luz del sol y a saberle las lembas a "polvo y cenizas".
Chesterton decía que la Navidad es la única fiesta que, por mucha suciedad que la arrojen, nunca se ensucia. Y es que todo el oropel y el consumismo tan (lógicamente) criticado se olvida de forma inmediata con la visión de un niño acostado y riendo en un pesebre.
Así que, para todos, estéis como estéis... ¡Feliz Navidad! :)
Escrito por Eleder a las 7:24 p. m.
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14 de diciembre de 2005
Sobre la penitencia
Me advierten un par de lectores de que no he sido preciso al hablar del sacramento de la penitencia en un post anterior. ¡Gracias! Es verdad que muchas veces no intento realmente ser exhaustivo, sino sólo dar impresiones generales; pero siempre agradezco estas puntualizaciones.
En este caso, me han servido para animarme a poner en negro sobre blanco lo que son, para la Iglesia, los verdaderos requisitos para el perdón de los pecados. No creo que así se elimine el mito de "actúas mal, te confiesas y ya está", pero alguno habrá interesado, pienso yo.
Primero, apunto que es un sacramento de pura base evangélica, no un invento tardío de los católicos: "A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados" (Jn 20, 23). De todos modos, el único que perdona es Dios: los sacerdotes lo hacen sólo en su nombre.
Se definen cinco requisitos para una buena confesión:
- Examen de conciencia
- Arrepentimiento
- Contrición (o sea, "propósito de enmienda", el "nunca más pecar")
- Confesión (propiamente dicha)
- Penitencia o "satisfacción"
En resumen: para que una confesión sea correcta, es preciso haber examinado bien los actos realizados, arrepentirse con sinceridad, tener el propósito de no volver a pecar, y si se impone algún tipo de penitencia o acto de reparación, cumplirlo. Y esto no es sólo "rezar cuatro avemarías", sino que pueden ser actos de verdadera reparación: "pídele perdón", "devuelve lo que has robado", "restablece la reputación a aquél al que calumniaste"... Esto es una parte intrínseca del sacramento (aunque "corregir el daño causado" no basta, por sí solo; los que hemos leído El juego de Ender y sus secuelas bien lo sabemos).
En caso de peligro de muerte, todo sacerdote, aun el que carece de la facultad de oír confesiones, puede absolver de cualquier pecado (dice el Catecismo) e incluso, curiosamente, de la excomunión.
Y otras muchas cosas que se podrían decir, pero baste por hoy... al menos para reparar mi imprecisión del post anterior.
Escrito por Eleder a las 1:17 a. m.
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13 de diciembre de 2005
Cultura católica
Se quejaba el otro día Ibn Sina de la frase en la que, en el post "Adveniat", parezco presuponer que sólo los que habían "ido a misa ese domingo" podían conocer el significado del término "adviento"; me decía que la cultura católica no era algo exclusivo de los practicantes. Y tenía toda la razón, además.
En mi descargo (no puedo perder el vicio de disculparme), quizás valga decir que últimamente ha habido varios casos que me han hecho concebir dudas sobre el conocimiento general de cuestiones relacionadas con la religión. En el blog de Níniel surgió hace tiempo una pequeña discusión sobre si cierto dato de la cultura judeocatólica (los días que duró el Diluvio Universal, en concreto) era algo que cualquier persona debía saber, sólo un católico debía saber, o si incluso ya no lo sabían ni los propios católicos. Una encuesta informal a mi alrededor sobre la palabra "Hossanna" (bellísima palabra, por otra parte) reafirmó mis dudas.
Pero es que, efectivamente, esto se da también entre los católicos. ¿Qué sabe un católico medio de Historia sagrada o de Liturgia? Mmm... ¿y un ciudadano medio sobre Historia, a secas?
Quizás el problema no es de la "cultura católica", sino de la "cultura", sin más. Pero por la parte que nos toca, los católicos tenemos nuestra culpa.
Escrito por Eleder a las 12:00 a. m.
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11 de diciembre de 2005
El perdón de los pecados
Cuando la gente me pregunta "¿por qué ha ingresado usted en la Iglesia de Roma?", la primera respuesta es: para desembarazarme de mis pecados. Pues no existe ningún otro sistema religioso que haga realmente desaparecer los pecados de las personas. (G. K. Chesterton)
Una de las cosas que nunca podré agradecer lo suficiente a la Iglesia que me ha acogido es precisamente ésta: que, haga lo que haga, por muy malos que sean mis actos y por graves que hayan sido mis errores (y los ha habido muy graves), sé que me son perdonados, con una única condición: la de prometer firmemente nunca más pecar.
Y sé que seguiré equivocándome y haciendo daño (sin querer, o quizás, terriblemente, queriéndolo). Pero sé que, en el momento en que quiera sinceramente volver a empezar, mis pecados me serán perdonados y empezaré de cero ante Dios.
Y si hay esperanzas que me dan fuerza para seguir adelante, ésta es una de las más importantes. Y no tengo palabras para dar suficientes gracias por ello.
Escrito por Eleder a las 8:52 p. m.
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7 de diciembre de 2005
Consejos para cristianos
Tan sencillos, tan naturales... y a la vez, tan olvidados.
Cuando vayas de turista a una catedral, saluda ante todo al Dueño y Señor de la casa, que vive en la Capilla del Santísimo. No te limites a admirar las vidrieras. No olvides que las iglesias son Sagrarios, no meros edificios de interés cultural.
No te importe quedar con tus amigos "después de Misa". A lo mejor alguno se anima y queda contigo "antes".
Limpia y enriquece tu lenguaje. Nada tengo contra el taco como interjección lírica, que, usado con moderación, sosiega el ánimo; pero la mugre sobra. ¿Para qué tantas referencias glandulares, tanta alusión al presunto oficio de la madre de un tercero, tanta basura sexual? No sé si la cara es el espejo del alma (espero que no), pero el idioma sí que lo es.
El resto, aquí. ¡Gracias, ForumLibertas!
(Y cuando vuelva, mi dedicatoria a la Inmaculada, sacada del último libro conseguido de Chesterton)
Escrito por Eleder a las 6:41 p. m.
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6 de diciembre de 2005
La autonomía de la moral
A raíz de un post de Ibn Sina, estaba yo dando vueltas al tema de la "autonomía de la moral" (es decir, la posibilidad de que exista una moral objetiva sin un fundamento trascendente). Y antes de ordenar mis pensamientos, he visto que Azaghâl plasmaba precisamente mi posición de una manera clara, en su post "El materialismo es irracional".
Y tengo poco más que añadir. Imperator afirmaba, hace poco, que no creía que hubiera verdaderos creyentes, que él atribuía otras razones a su conducta. Bueno, yo no creo que haya personas que extraigan su moralidad de forma consecuente con su materialismo: creo que los "materialistas morales" están aceptando, de forma intrínseca, determinados valores no justificables por dicho materialismo. No voy a decir que tengan fe, pero sí que creen en "algo más": la dignidad del ser humano, la creencia en que hay que hacer el bien a los demás, en que hay que combatir a quien hace daño a otros... son creencias nada materialistas.
Y, de verdad, si alguien me puede fundamentar este tipo de creencias desde un materialismo estricto, se lo agradeceré. Porque yo entiendo que es imposible: cualquier persona que intenta ser moral cree en "algo más" que la pura materia.
Escrito por Eleder a las 1:22 a. m.
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5 de diciembre de 2005
Hay que tener valor
Hace poco hablaba con un amigo sobre el "noviazgo católico", y lo difícil que es hoy en día. Hay determinadas verdades que se han instalado en la sociedad moderna por la fuerza de los hechos (los llamaría "dogmas", pero los dogmas normalmente tienen bastante más discernimiento detrás; se acercan más a las "modas", de hecho).
Una de ellas es: "Las relaciones de pareja son una cosa muy seria... Admitiendo el matrimonio, hasta admitiendo que sea para toda la vida... ¡no puedes dar ese paso sin haber convivido antes un tiempo! ¡Lo contrario sería una locura!"
Y es cierto. Pero es una verdad a medias. Admitámoslo: el matrimonio, en sí, ES una locura. ¿Entregarse a la vida en común con otra persona totalmente distinta, con sus neuras y sus manías, con su modo de pensar, y comprometerse a amarla y a no abandonarla nunca, pese a todos los problemas, en una fe mutua? ¿Sabiendo cómo somos, lo débiles y poco constantes que somos? Eso es una locura lo mires por donde lo mires. Rotundamente: es imposible, e incluso impensable.
Ésa es una de las funciones del sacramento: el pedir la ayuda necesaria para que eso imposible se vuelva posible. Aún hay que currárselo mucho, sí. Pero al menos ya se vuelve algo planteable.
Para todos aquellos que se arrojan a la locura del matrimonio e incluso de la paternidad, y que además desean hacerlo con la ayuda de Dios, en especial a una pareja muy querida por mí, ¡¡muchísimas felicidades y bendiciones!! Estáis en mis oraciones, para todo lo que puedan servir.
Escrito por Eleder a las 1:35 p. m.
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3 de diciembre de 2005
El exorcismo de Emily Rose
Hace tiempo que no hablo de "buenas lecturas"... pero hoy voy a recomendar una, a mi juicio, "buena película": El Exorcismo de Emily Rose. ¡Impresionante!
¡Rápido! Id a verla... si no tenéis miedo, eso sí.
Y aquí la reseña realizada por Azaghâl hace ya un tiempo. Os dejo sólo un párrafo:
'El exorcismo de Emily Rose', inspirado en un caso real, aborda el tema de la posesión demoníaca respetando tanto la visión creyente como la escéptica.
Como curiosidad, unas declaraciones del director, cristiano evangélico próximo al catolicismo: “estoy a un libro de Chesterton de ser católico”. ¡¡Ahora me cae mejor aún que antes!!
En serio, merece la pena. Ah, y no he hablado de otras joyas, como La Novia Cadáver, de Tim Burton, o del Estreno del Año, Narnia... ¡el cine sigue vivo! ¡Qué alegría!
Escrito por Eleder a las 1:03 a. m.
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Libros leídos en 2006
- Festín de Cuervos, de George R. R. Martin
- El Imperio de los Dragones, de Valerio Massimo Manfredi
- La canción de Cazarrabo, de Tad Williams
- La comunidad del discípulo amado, de Raymond E. Brown
- El jardÃn de humo (y otros cuentos de intriga), de G. K. Chesterton
- Tormenta de Espadas, de George R. R. Martin
- El sobrino del mago, de C. S. Lewis
- Choque de Reyes, de George R. R. Martin
- Cuentos Completos II, de Isaac Asimov
- Juego de Tronos, de George R. R. Martin
- La tierra de Canaán, de Isaac Asimov
- La maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold
- Tehanu, de Ursula K. LeGuin
- Harry Potter y el Misterio del Príncipe, de J. K. Rowling
- Trono de Mundo Anillo, de Larry Niven
- Jesús, una biografÃía, de A. Puig
- La esfera y la cruz, de G. K. Chesterton
- La costa más lejana, de Ursula K. LeGuin
- Correr tras el propio sombrero, de G. K. Chesterton
- Mascarada, de Terry Pratchett
- Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman
- Las tumbas de Atuan, de Ursula K. LeGuin
- Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin
- Dios y el mundo, de J. Ratzinger
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¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!
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