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15 de mayo de 2009
Reino
Desde que tengo conciencia de mí mismo, siempre he estado en grupos. Recuerdo unos primeros grupos (“El Grupo”, para mí) en mi barrio del Casco Viejo, un tanto “boy-scoutianos”, donde ya comencé a ir al monte y a reunirme para hablar de la fe. De allí pasé directamente a Zabalik Eskuak, la organización juvenil marista de mi colegio. Participé un par de años en Fe y Justicia, un movimiento eclesial con un carisma centrado en la acción política. Tuve varias experiencias de oración y convivencia con grupos de la Renovación Carismática. En resumen, mi vida ha sido un continuo participar en grupos cristianos; desde siempre tuve la intuición de que, si intentaba ser un cristiano solitario, pronto dejaría de ser cristiano.
Esta búsqueda se frenó cuando fui a vivir a Madrid, y pasé varios años sin apenas movimiento (aunque algunas experiencias en la Sociedad Tolkien llenaron un poco ese hueco). En cualquier caso, la búsqueda se frenó, pero la inquietud no.
Y así, hace menos de un año conocí, por medio de un amigo, al grupo en el que estoy participando ahora, un movimiento con sus ramas laica y seglar, que me está sirviendo como grupo de referencia, de crecimiento en la fe y, lo reconozco, de oasis en determinados momentos de fatiga, y que me ha reconciliado no ya con mi fe, sino con su práctica (que es una condición casi indispensable para la misma; recordemos la frase de “Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives”. Este grupo, que presento en el Roble por primera vez, es el Regnum Christi, la rama laica de los Legionarios de Cristo.
Cuando comencé en él, algunos de mis amigos se preocuparon enormemente. A fin de cuentas, los Legionarios están considerados como “a la derecha del Opus Dei”, la rama “ultraconservadora” de la Iglesia, una organización que exige una disciplina y obediencia ciegas… etc.
Sabiendo todo esto, comencé a conocerlo mirando con cuidado por los rincones. No encontré los cilicios en ningún cajón; las reuniones de “equipo” que teníamos eran en todo exactamente parecidas a las de Fe y Justicia, excepto en que quizás eran un poco más relajadas. Los “compromisos” que se me dijeron debía cumplir eran los compromisos que cualquier cristiano ve como lógicos: leer el Evangelio, orar diariamente, meditar… Y en cuestión de la doctrina, voy empezando a aprender que para ser “ultraconservador”, para algunos, basta con desear estar en comunión con el Papa.
Por ahora sigo en búsqueda; dentro de Reino aún soy un “sin papeles”. Pero he encontrado en él algo que llevaba añorando mucho tiempo: una “normalidad” cristiana. Con ambiciones y con personalidad, pero sin pretender reinventar la acción del Espíritu Santo. Reino se limita a intentar ayudar a los cristianos a ser cristianos “normales”, como cualquier cristiano debería ser: entregado en su vida a Dios y al prójimo. Y sin aspavientos ni alharacas. Y agradezco de todo corazón esa normalidad, la verdad.
Si todo va como parece (“pero Dios sabe más”, como dicen los musulmanes), me integraré en Reino en el próximo curso, haciendo oficial así mi intención de seguir mejorando como cristiano, y continuando una historia personal de ya muchos años. A fin de cuentas, si con dieciséis años ya componía sonetos al Crucificado, y con veintidós recorría cientos de kilómetros para participar en grupos de oración, no es tanto cambio con que ahora recorra tres paradas de metro y rece Ave Marías, ¿no? Esto iba a ser una entrada sobre Reino, y se ha convertido en una entrada sobre mí… pero en fin, llevamos unos cuantos posts muy autodefinitorios, así que no viene mal uno más. Hablaremos de otras cosas más adelante, si Dios quiere.
Y a quienes se preocupan por mí… muchas gracias, de verdad. Pero no es nada grave, en serio :-D
Escrito por Eleder a las 7:38 p. m.
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Libros leídos en 2006
- Festín de Cuervos, de George R. R. Martin
- El Imperio de los Dragones, de Valerio Massimo Manfredi
- La canción de Cazarrabo, de Tad Williams
- La comunidad del discípulo amado, de Raymond E. Brown
- El jardÃn de humo (y otros cuentos de intriga), de G. K. Chesterton
- Tormenta de Espadas, de George R. R. Martin
- El sobrino del mago, de C. S. Lewis
- Choque de Reyes, de George R. R. Martin
- Cuentos Completos II, de Isaac Asimov
- Juego de Tronos, de George R. R. Martin
- La tierra de Canaán, de Isaac Asimov
- La maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold
- Tehanu, de Ursula K. LeGuin
- Harry Potter y el Misterio del Príncipe, de J. K. Rowling
- Trono de Mundo Anillo, de Larry Niven
- Jesús, una biografÃía, de A. Puig
- La esfera y la cruz, de G. K. Chesterton
- La costa más lejana, de Ursula K. LeGuin
- Correr tras el propio sombrero, de G. K. Chesterton
- Mascarada, de Terry Pratchett
- Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman
- Las tumbas de Atuan, de Ursula K. LeGuin
- Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin
- Dios y el mundo, de J. Ratzinger
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¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!
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3 aportaciones
:D Me alegro por ti, lo sabes.
8:10 p. m.
A ver que tal te va. Por lo que comentas se te ve ilusionado y con ganas. Vivir la Fe en el día a día debería ser "lo normal" para nosotros los Cristianos.
Ojalá te vaya bien. Quizá, algún día, con la ayuda del Espíritu Santo, de mi familia y de mis amigos, también pueda yo caminar por esa senda.
:)
9:00 p. m.
buen post, pero el final no es verdad...jejejeje...claro que es grave, claro que es serio, buscar contínuamente la voluntad que Cristo, que nos ama profundamente, con amor infinito, tiene para nosotros. Porque esa, y sólo esa, es la que nos hará, de verdad, profundamente felices, ya lo sabes.
Precioso post. Un abrazo,
5:00 p. m.
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