"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

26 de diciembre de 2006

El divino Niño

Estos días, entre todo lo que he leído referente a la Navidad, un artículo de Leonardo Boff ha sido lo que más me ha impactado. Así que me limito a extractarlo, haciendo mío su mensaje de renovación:


[...]

En el centro de ese mundo contradictorio yacía entre pajas el divino Niño. Jesús, José, María, la estrella en el cielo, los ángeles, los pastores, los reyes magos, el sanguinario rey Herodes, los escribas maliciosos... son más que figuras concretas. Son símbolos y energías que viven y agitan nuestro mundo interior. Revelan dimensiones de nuestra psique, marcada por búsquedas, por contradicciones y por un inmenso deseo de integración.

Partiendo de esta visión más amplia se revela la importancia del divino Niño. Alrededor de él se crea un orden mágico, un centro luminoso que irradia sobre todas las cosas, constituyendo un todo coherente y significativo. La vida con sus contradicciones, incluyendo los niños asesinados por Herodes, o el ahorcado del pesebre de Nápoles, no escapan a la luz que irradia del Pesebre. A partir de la presencia del divino Niño surge la esperanza de que todo puede ser modificado, de que lo Nuevo puede irrumpir. He ahí el significado mayor de la Navidad, que no puede ser echado a perder por las visiones convencionales y por su utilización cultural y comercial.

¿Qué significa, en una experiencia interior, el divino Niño? Representa la vida nueva que quiere nacer en nosotros. Más concretamente simboliza la vida que puede siempre recomenzar desde su inicio. Es posible nacer de nuevo.

En el día de Navidad, por causa del divino Niño, nos es permitido olvidar las amarras y los errores cometidos, para sentirnos libres para comenzar de nuevo. Los deseos escondidos y nunca realizados pueden salir a flote y ser de nuevo alimentados. Podemos hoy olvidar un poco el paso del propio pasado y formular un buen propósito.

¿No decimos tantas veces: "Ah, si pudiese comenzar todo de nuevo..."? En el día de Navidad, inspirados por el divino Niño que está dentro de nosotros, podemos arriesgarnos a dar el primer paso de un nuevo camino, o inaugurar otra forma de mirar sobre el camino ya andado, para descubrir en él nuevas significaciones existenciales.

[...]

Si logramos despertar en nosotros al divino Niño habremos descubierto el espíritu de la Navidad y el alegre advenimiento de Dios.

Escrito por Eleder a las 11:38 p. m.

1 aportaciones

Blogger Rapunzell dijo:

Renovación, nuevas oportunidades, nuevos proyectos, fortalecer las debilidades como si fuera elprimer día, debilitar las fortalezas como si acabáramos de nacer... :)

2:44 a. m.

 

Publicar un comentario

<< Home

Blogs (renovando links...)
 Esperando Nacer
 Splendor veritatis
 Una rusa en Barcelona
 Mar Adentro (Lc 5,4)
Blogs amigos (renovando links...)
 Docking Bay 94
 Cuaderno de bitácora del Vingilot
 Íberos
 Dance de la Mort
Cosas que hacer

El Transsiberiano
Correr una maratón
El GR-10 entero
Los 100 montes

agosto 2005
septiembre 2005
octubre 2005
noviembre 2005
diciembre 2005
enero 2006
febrero 2006
marzo 2006
abril 2006
mayo 2006
junio 2006
julio 2006
agosto 2006
septiembre 2006
octubre 2006
noviembre 2006
diciembre 2006
enero 2007
febrero 2007
marzo 2007
mayo 2007
junio 2007
julio 2007
diciembre 2008
enero 2009
febrero 2009
marzo 2009
abril 2009
mayo 2009
junio 2009
septiembre 2009
octubre 2009
diciembre 2009
diciembre 2010
junio 2012
enero 2013
Libros leí­dos en 2006

¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!