"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

5 de abril de 2006

Jesús, una biografía: 1-2

Como he dicho ya, estoy leyendo últimamente Jesús, una biografía. Hacía tiempo que quería leer alguna referencia seria y moderna sobre qué se conoce realmente hoy en día de Jesús (para huir de ese Jesús no existió, y además estaba casado que tanto denuncia Pablo).

Así que voy a poner unos cuantos spoilers de lo que más me va gustando de cada capítulo. Comencemos.

Éste es un libro situado en la llamada "Tercera investigación" sobre el Jesús histórico. La "Primera" negaba la posibilidad de llegar al "Jesús histórico", pues sólo teníamos para ello los Evangelios, y éstos no nos servían, pues no hablaban de Jesús como persona física. La "Segunda" reivindica los Evangelios como fuente de acceso al personaje histórico, al igual que nadie negaría que los textos de Platón, con el aparato crítico necesario, sirvan para aproximarnos al Sócrates histórico. Y la "Tercera" lo sitúa en su marco histórico, aprovecha las "ciencias auxiliares", no desprecia de primeras los Evangelios Apócrifos... Aquí hay un artículo largo sobre las "Investigaciones", para quien quiera profundizar.

Esta "Tercera Investigación" nos recuerda que hay un gran número de fuentes históricas sobre Jesús, muchas más de las que muchas veces pensamos. La tradición oral subsiste más de cien años; a partir de ahí, sólo quedan fuentes escritas. Pero son numerosas.

Los Evangelios se escribieron entre los años 60 y 100; muy poco después de los hechos que narran, pues. El primer papiro conocido con un texto evangélico es del 125 (fragmentos de Jn 18), muy cercano a la fecha presumida de su redacción (95-100), lo que no es usual en los textos antiguos (de los textos más antiguos que conservamos con la Guerra de las Galias y su fecha de creación han pasado más de 1.000 años, por ejemplo, y nadie duda de su historicidad). Tres de ellos beben de fuentes similares (como la famosa fuente Q, una supuesta colección de dichos de Jesús), y luego Juan viene de una tradición textual paralela.

Sobre los evangelios canónicos o "no apócrifos" hay mucho que decir. Normalmente son posteriores a los canónicos. Algunos de ellos son reescrituras gnósticas de la vida de Jesús, y ponen en su boca expresiones que no surgieron hasta el siglo II o posterior; en otros se denota un claro desconocimiento de la ley y las costumbres judías, lo que deja claro su origen foráneo; algunos son meros fraudes, como el "Evangelio secreto de Marcos". En resumen, si bien no podemos descartar que haya elementos originales en algunos de ellos (como el "Evangelio de Tomás" o el de Pedro), su valor para acceder al Jesús histórico es muy limitado.

El resto de escritos canónicos (Hechos, Cartas...) nos aportan poco a lo que ya decían los Evangelios. Una interesante excepción es la "Didajé", o Enseñanza de los Apóstoles, una colección de dichos de Jesús que circulaba en el siglo I por Siria. Hay palabras atribuidas a Jesús en los Padres de la Iglesia en otras ocasiones, por las que parece que beben de tradiciones independientes a (o complementarias de) los Evangelios.

Pero es muy importante también el aporte de las fuentes no cristianas. La más importante seguramente sea Flavio Josefo, fariseo que se pasó al bando romano tras la destrucción del Templo, y que escribió un par de libros sobre los judíos. Escrito en el siglo I, Flavio Josefo dice, por ejemplo, que "En aquel tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [...]. Y aunque Pilatos, por una acusación de nuestros dirigentes, lo condenó en la cruz, los que lo habían amado anteriormente no dejaron de amarlo. Y hasta el día de hoy la estirpe de los cristianos, llamada así a causa de él, no ha desaparecido". Han circulado versiones de este texto con interpolaciones cristianas posteriores, pero la autenticidad de esta versión que doy se ha visto confirmada por distintas fuentes independientes (inclusive árabes).

Textos rabínicos del siglo II hablan también de un tal "Yeshu, el Nazareno", colgado la vigilia de la Pascua, por haber "practicado la magia y seducido y descarriado a Israel", y difunden, en este siglo II, la idea de que Jesús sería hijo de un soldado romano.

Varios historiadores romanos lo mencionan también: Tácito, en los Annales, habla de los cristianos diciendo que "este nombre les viene de Cristo, quien, mientras Tiberio era emperador, había sido condenado a la pena capital". Suetonio también recuerda la existencia de un tal "Chresto" que causó disturbios entre los judíos. Plinio el Joven, a principios del siglo II, dice que los cristianos "elevan un canto a Cristo como dios".

Otros escritores mencionan a Jesús: Mara bar Sarapión, filósofo estoico, a finales del siglo I lo coloca como uno de los grandes sabios en los que uno puede fundar sus valores (junto a Sócrates y Pitágoras); Luciano, unas décadas después, dice de él que fue un "sofista" que fue crucificado; e incluso el propio Corán lo toma como un personaje histórico y profeta de relevancia.

En resumen, hay al menos tantas fuentes para aproximarnos a la figura de Jesús como a la de otros muchos personajes históricos. Los siguientes capítulos muestran algunas de las cosas que estas fuentes nos permiten conocer de él.

Escrito por Eleder a las 11:06 p. m.

1 aportaciones

Anonymous Anónimo dijo:

>>>>>>El resto de escritos canónicos (Hechos, Cartas...) nos aportan poco a lo que ya decían los Evangelios.

Bueeeeeee.... no tan poco, no tan poco. Por ejemplo, que Jesús se apareció resucitado a Santiago y a más de 500 hermanos los sabemos por Pablo... de textos anteriores a los evangelios.

Que Jesús dijo "hay más alegría en dar que en recibir" lo sabemos por Pablo: en los Evangelios no sale.

Y Hechos... Hechos es una joya, es en mi opinión el libro clave para el cristiano de hoy. Y tiene mucha información sobre los primeros cristianos, muchísimos datos históricos, etc...

Por cierto, me he leído la mitad de La Guerra Judía de Josefo, muy interesante y amena y apasionante... y se parece a leer a Tolkien; en un párrafo dice una cosa y luego varias págians después ves inconsistencias. ¿Eran 500 lanceros o eran 300 jinetes, o quizá eran jinetes lanceros?

Por eso, Tolkien decía en su estudio de Beowulf: "que haya inconsistencias y errores en un texto no es prueba de que trenga diversos autores, interpolaciones, etc... porque las hay en autores mnodernos con revisiónde textos y todo".

Cuando en el evangelio hay una pequeña discrepandcia ("un ángel ¿o dos? en la tumba") enseguida gritan: "mito, mito, interpolación". Pero ningún especialista dice eso en Josefo, un tío muy serio y documentado, pero con montones de pequeñas discrepancias así... ¡y en la misma obra! Cuando comparas con otros libros suyos, hay más. Pero eso es normal, te dirá Tolkien y otros expertos.

Pablo Ginés

9:37 a. m.

 

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