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20 de abril de 2006
Cambio y confianza
Este post va a narrar un cambio.
El planteamiento es el siguiente: en 1990, Josu Gómez, aún ni siquiera Eleder, es un adolescente que se reconoce como cristiano. Pero no católico, ojo. Cree en Jesús, pero no en la Iglesia. O bueno, en la Iglesia igual sí, pero en la "Iglesia de base", no en la jerarquía. El Papa le cae mal, porque es un conservador y un carca. Pero hay alguien que le cae mucho peor que el Papa, alguien a quien puede decir que, desde su juventud, odia conscientemente: Joseph Ratzinger.
Joseph Ratzinger es el responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe: el culpable de que se haya amonestado a los héroes de la Teología de la Liberación, o a teólogos que le habían influido tanto como Anthony de Mello. Y también es un carca. Y encima alemán. Hasta su nombre es feo.
El nudo se va desarrollando poco a poco. Ocurren muchas cosas en él: Josu va descubriendo que, realmente, cuando te las explican, muchas de las doctrinas "retrógradas y absurdas" de la Iglesia son bastante razonables, e incluso lógicas. Empieza a darse cuenta de que "conservar" y "progresar" no tienen que ser antónimos, pues se puede conservar lo que está bien y progresar en lo que hay que mejorar. Descubre, con gran asombro, que escuchar a un cura puede deparar grandes sorpresas. Conoce más directamente la teología de la liberación, y se da cuenta de que las críticas que se le achacaban no carecían precisamente de fundamento. Empieza a pensar que el concepto "jerarquía" no tiene por qué ser malo de por sí. Encuentra en la Iglesia no una mera comunidad de hombres, sino un Misterio sostenido por el Espíritu. Y decide que a un Papa como Juan Pablo II, en cuanto lo conoces un poco y te alejas del estereotipo, no se puede evitar quererle.
Pero sigue sin aguantar a Joseph Ratzinger. Bueno, vale, si cae bien a Juan Pablo II será por algo; vale, tendrá cosas buenas... pero no, no. Menos mal que, ahora que se va a elegir nuevo Papa, Ratzinger se jubilará, y todos seremos felices. Saldrá un sudamericano, o quizás africano, yo qué sé, y en realidad me da igual quién salga, porque habrá sido decisión del Espíritu, y saldrá quien sea mejor para nosotros.
Y veo la cara de Ratzinger por televisión.
Y de lo profundo de mi ser sale un grito: "¡NO PUEDE SER!" No podía ser. ¿Qué había ocurrido? Él... él... Muevo la cabeza, abatido...
...y es un gran momento para una pausa dramática, ¿no es cierto?
Escrito por Eleder a las 9:42 a. m.
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Libros leídos en 2006
- Festín de Cuervos, de George R. R. Martin
- El Imperio de los Dragones, de Valerio Massimo Manfredi
- La canción de Cazarrabo, de Tad Williams
- La comunidad del discípulo amado, de Raymond E. Brown
- El jardÃn de humo (y otros cuentos de intriga), de G. K. Chesterton
- Tormenta de Espadas, de George R. R. Martin
- El sobrino del mago, de C. S. Lewis
- Choque de Reyes, de George R. R. Martin
- Cuentos Completos II, de Isaac Asimov
- Juego de Tronos, de George R. R. Martin
- La tierra de Canaán, de Isaac Asimov
- La maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold
- Tehanu, de Ursula K. LeGuin
- Harry Potter y el Misterio del Príncipe, de J. K. Rowling
- Trono de Mundo Anillo, de Larry Niven
- Jesús, una biografÃía, de A. Puig
- La esfera y la cruz, de G. K. Chesterton
- La costa más lejana, de Ursula K. LeGuin
- Correr tras el propio sombrero, de G. K. Chesterton
- Mascarada, de Terry Pratchett
- Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman
- Las tumbas de Atuan, de Ursula K. LeGuin
- Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin
- Dios y el mundo, de J. Ratzinger
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¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!
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8 aportaciones
Agh... no nos dejes así... ¡malvado! ¡Pérfido! ¡Silvano, más que silvano!
Azaghâl, con el hacha bajo el roble
9:22 a. m.
Pues la verdad, no pudiste escoger mejor momento para cortar.
Azaghâl, con el hacha en el centro de la equis, por favor.
11:56 a. m.
Bueno, yo he visto esta historia de cambio y confianza en muchos. Espero que el final sea bueno.
12:52 p. m.
Tu mismo te contestas, al Papa lo elige el Espíritu Santo, por tanto es evidente que el equivocado eras tu y no Él. Te podría caer mejor o peor cuando era Cardenal, pero una vez elegido Papa se convierte en la Cabeza de Cristo en la Tierra y a partir de ese momento es imposible no quererle.
7:28 p. m.
No puedo evitar sorprenderme cuando te leo...
A veces me pregunto qué se le pierde a una atea como yo por estos rinconcitos, supongo que por curiosidad y por cultura.
Te dejo un besazo!
-me gusta leerte
9:12 p. m.
Rodríguez, no adelantes acontecimientos, hombre ;)
Y najwa, sin conocerte, me costaría contestar a esa pregunta... pero a veces la apertura trae sorpresas. Por mi parte, voy con el final de la historia (guarda tu hacha, enano! :D)
1:22 a. m.
Final feliz, ¡de todos modos! si vienes desde admirador de la teología de la liberación a bendecir como se debe la ortodoxia, ¡cómo no amar este y cualquier papa que el Espíritu Santo nos mande! Y Benedicto XVI es una maravilla preparada desde toda la eternidad para esta hora oscura ¿o no? Si es no, ¡preparo una tea aparte del hacha, para que queme tu roble e ilumine de paso...!
4:26 a. m.
Aeronauta, el final feliz está en el siguiente post: leelo antes de encender las cerillas, por favor! :D
11:36 a. m.
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