"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

2 de marzo de 2006

Cenar en Cuaresma

Esto viene de un par de comentarios en el post "Postear en Cuaresma", y de una charla en paralelo con otro compañero... y al final me ha parecido oportuno ponerlo aquí (si ya es algo largo para un post, ¡imaginad para un comentario...!)

El ejemplo de la Iglesia como una familia no es del todo exacto (como ninguna comparación lo es), pero creo que aquí puede ilustrar algo. La familia Pérez se reune todos los años por el cumpleaños del abuelo. Hay alegría, fiesta y jolgorio, y todos comen cordero, la comida favorita del abuelo. Además, para hacer más solemne la fiesta, todos los asistentes van de blanco y con pajarita. Lo de la pajarita es una tontería, pero al abuelo le hace muchísima gracia, y además, le hace ilusión ver cómo toda su familia se acuerda del detalle cada año. A algunos les parece un tanto ridículo incluso, pero piensan "mira, si a él le hace feliz...", y además, al final lo disfrutan, viendo sonreir a todo el mundo. Nadie lo siente como "el abuelo nos obliga a ir de blanco"; es una regla, sí, pero la cumplen con gusto.

Dos primos, un año, deciden que no les apetece cordero; que no es que tengan especial razón, pero que prefieren comer pizza. Se sacan su pizza en medio de la cena, y empiezan a comerla. Todos les miran.

Pero es que además, han decidido ir de negro. Cuando alguien les ha preguntado, han dicho "¿Qué ocurre? ¿Acaso el abuelo nos va a querer menos por ello?"

Y no; es obvio que al abuelo no "le importa", en el sentido de que su amor por sus nietos no depende del color de su traje. Pero sí es verdad que esos primos demostrarían un mayor respeto a su abuelo, al que realmente quieren, simplemente haciendo esa tontería (comer cordero, ir de blanco y llevar pajarita una vez al año) que al abuelo le hace feliz.

La Cuaresma es como esa cena; pero con el matiz de que lo que tenemos los cristianos en la cabeza no es un cumpleaños, sino la próxima muerte de nuestro Padre. Entonces... No es que no haya que reirse en Viernes Santo; yo recuerdo haberme reido alguna vez, de forma discreta, en el velatorio de un amigo; por ejemplo, para disipar la tensión al lado de alguien que lo estaba pasando realmente mal. Pero un cristiano, un Viernes Santo, tiene esa muerte en la cabeza; es un aniversario. Y es normal pedir una cierta discreción.

Igual que, tres días después, lo que se conmemora es el Triunfo contra la Muerte, la Resurrección, y entonces es un cumpleaños lo que celebramos: el cumpleaños de todos nosotros.

Y todo esto hay que tenerlo presente siempre, no sólo en unas fechas, igual que la muerte de un amigo o la alegría de un nacimiento la tienes presente siempre; pero es bueno hacerla presente en comunidad en sus fechas señaladas. Y de ahí vienen esas reglas.

Escrito por Eleder a las 11:06 p. m.

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