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19 de febrero de 2006
Monte
Ha empezado la temporada de monte en Madrid.
Desde pequeño me ha encantado ir al monte, como es habitual en Bilbao, por otra parte. El monte ha sido, para mí, una especie de "liturgia condensada", un aprendizaje de lo que significaba vivir en el Señor y para el Señor.
Antes de echar a andar, preocuparse de tener todo lo necesario: no salir "a la buena de Dios", sino bien preparado. De lo contrario... no es que llegar se haga imposible, pero sí que costará mucho más.
¡Llegar! Muy importante: tener clara la meta, el objetivo. Salir al monte sin tener claro qué monte vas a subir no es ir al monte: es "pasear por el monte", que puede estar bien, pero no es lo mismo.
Tener mapas: si no sabemos el camino de memoria (y no suele ser así), es muy necesario tener un mapa, e indicaciones de la ruta, que nos ayuden a no perdernos. Mapas oficiales, por favor, e indicaciones de montañeros que nos den confianza, no el primer libro que haya por ahí que ponga "Cómo Llegar Rápido y Feliz a la Cumbre". Y cuando hasta esto nos falla, porque a veces ocurre que no interpretamos bien las señales, pedir ayuda a otros montañeros, o, incluso mejor, a la gente que viva por allí: estarán encantados de ayudarte, y su sencillez será otra lección para el día.
Comenzarás a andar con espíritu ágil y animoso... hasta que lleguen las primeras cuestas. Y las segundas. Y las terceras. Y empezarás a añorar tu cama, y a pensar que "quizás no ha sido una buena idea". Pero, incluso en el sacrificio y en el cansancio, seguir disfrutando de cada paso, del ambiente y de la ocasión.
Levantar la mirada: ¡no vale de nada llegar a la cumbre si te has perdido todo el camino! Disfrutar del paisaje, de la compañía de los otros, de la hermosura de la creación, e incluso cantar, costumbre que se está perdiendo. Ikusi mendizaleeeeeaaaak... Y sentirte pequeño, pero, a la vez, central, por poder disfrutar de todo aquello.
Darte cuenta de que, una vez en el camino, no hay marcha atrás. No vale decir "no puedo más, me quedo aquí sentado y ya no me muevo". Una vez estás en medio del monte, lo único que puedes hacer es continuar, aunque sea apretando los dientes y los puños, y sufriendo a cada paso. O, simplemente, soportando incomodidades (lluvia, rozaduras...) Y habrá ocasiones en que esto ocurrirá. No sé si fue el entrenador de fútbol Clemente el que acuñó esa frase de "¡Pisa fuerte y continúa!". Pues eso.
Llegar a la cima. Pararse. Tomarse su tiempo. Respirar. Levantar los brazos. Soltar un irrintzi, si la hazaña lo merece. Mirar alrededor. Sonreir. Para todo el que ha ido al monte alguna vez, ¿hay algún momento más maravilloso que éste?
Y, una vez abajo, parar en una taberna del pueblo más cercano, calentarse y tomar algo caliente (o frío, según gustos), cambiarse de calcetines, ponerse las playeras... El descanso que sigue a la victoria. Mucha gente pagaría por esto; pero es algo, precisamente, que no se puede comprar; sólo lo conocen los que lo han sufrido antes.
Vuelve la temporada de monte en Madrid. ¿Alguien se apunta?
Escrito por Eleder a las 2:31 p. m.
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Libros leídos en 2006
- Festín de Cuervos, de George R. R. Martin
- El Imperio de los Dragones, de Valerio Massimo Manfredi
- La canción de Cazarrabo, de Tad Williams
- La comunidad del discípulo amado, de Raymond E. Brown
- El jardÃn de humo (y otros cuentos de intriga), de G. K. Chesterton
- Tormenta de Espadas, de George R. R. Martin
- El sobrino del mago, de C. S. Lewis
- Choque de Reyes, de George R. R. Martin
- Cuentos Completos II, de Isaac Asimov
- Juego de Tronos, de George R. R. Martin
- La tierra de Canaán, de Isaac Asimov
- La maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold
- Tehanu, de Ursula K. LeGuin
- Harry Potter y el Misterio del Príncipe, de J. K. Rowling
- Trono de Mundo Anillo, de Larry Niven
- Jesús, una biografÃía, de A. Puig
- La esfera y la cruz, de G. K. Chesterton
- La costa más lejana, de Ursula K. LeGuin
- Correr tras el propio sombrero, de G. K. Chesterton
- Mascarada, de Terry Pratchett
- Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman
- Las tumbas de Atuan, de Ursula K. LeGuin
- Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin
- Dios y el mundo, de J. Ratzinger
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¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!
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2 aportaciones
Mmmm...
Llegar a la cima. Pararse. Tomarse su tiempo. Respirar. Levantar los brazos. Soltar un irrintzi, si la hazaña lo merece. Mirar alrededor. Sonreir. Para todo el que ha ido al monte alguna vez, ¿hay algún momento más maravilloso que éste?
Tengo aquí delante unas fotos de una subida al monte de hace tiempo, con un final como ese.
Apetece, apetece. Ya veremos.
8:55 p. m.
¿Qué voy a decir yo del monte? Es mi gran pasión, y si pudiera viviría en un verde valle entre montañas. Me encanta... Me apunto hoy a la autoescuela, y en cuanto tenga coche y una tarde libre me pienso ir a respirar el aire puro de montaña y a darme una vuelta. Ay, ojalá tuviera un fin de semana entero para irme de senderismo por caminos perdidos...
3:38 p. m.
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