"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

15 de febrero de 2006

Magnificat

Una de las oraciones más bellas de la Historia, proclamada por una judía quinceañera: desde la humildad al reconocimiento del poder del Señor, y de ahí a la esperanza firme en el futuro, tanto personal como colectivo. ¡Todo un recorrido!

Aprovechando que hoy el Papa la ha mencionado en la Audiencia General de los miércoles, aquí la tenéis.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,
porque ha mirado la humillación de su sierva.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre
¡Amén!

Escrito por Eleder a las 5:42 p. m.

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