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Libros leídos en 2006
- Festín de Cuervos, de George R. R. Martin
- El Imperio de los Dragones, de Valerio Massimo Manfredi
- La canción de Cazarrabo, de Tad Williams
- La comunidad del discípulo amado, de Raymond E. Brown
- El jardÃn de humo (y otros cuentos de intriga), de G. K. Chesterton
- Tormenta de Espadas, de George R. R. Martin
- El sobrino del mago, de C. S. Lewis
- Choque de Reyes, de George R. R. Martin
- Cuentos Completos II, de Isaac Asimov
- Juego de Tronos, de George R. R. Martin
- La tierra de Canaán, de Isaac Asimov
- La maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold
- Tehanu, de Ursula K. LeGuin
- Harry Potter y el Misterio del Príncipe, de J. K. Rowling
- Trono de Mundo Anillo, de Larry Niven
- Jesús, una biografÃía, de A. Puig
- La esfera y la cruz, de G. K. Chesterton
- La costa más lejana, de Ursula K. LeGuin
- Correr tras el propio sombrero, de G. K. Chesterton
- Mascarada, de Terry Pratchett
- Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman
- Las tumbas de Atuan, de Ursula K. LeGuin
- Un mago de Terramar, de Ursula K. LeGuin
- Dios y el mundo, de J. Ratzinger
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¡Muchas gracias a Dan Solo por el diseño!
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4 aportaciones
Si me lo permites, Eleder, querría practicar algo que podría ser corrección fraterna, aunque no estoy seguro.
Si bien entiendo tu pena por la muerte de estos misioneros, y la encuentra perfectamente lógica, ¿en qué se diferencian o son especiales estas muertes de los otros cientos de miles de muertes que se producen continuamente en el mundo, por cualquier causa?
Te digo esto por una idea quizá tangencial: cuando sucedió el 11-S, o el 11-M, tuvimos que soportar interminables homenajes, recordatorios constantes de las personas que habían muerto en esos sucesos. Hasta tal punto que daba la sensación de que hay muertos de primera o de segunda, como si las familias afectadas por un atentado hubieran quedado más destrozadas que las familias que, por ejemplo, pierden un miembro en un accidnete de tráfico. Y lo cierto es que no: pierdas un ser querido como sea, es un luto igual que el de otra persona. No hay muertes mejores ni peores.
De nuevo, respeto tu pesar por estas muertes, pero a veces me asalta esa sensación.
6:34 p. m.
Gracias, ante todo, por el comentario, Imperator.
Reconozco que esa reflexión "tangencial" tuya no me es en absoluto ajena: yo mismo me he sentido así en varias ocasiones, rechazando que existan "muertos de primera" y "muertos de segunda".
Con el tiempo, sí me ha parecido entender una cosa: que es humano llorar y lamentar más los muertos cercanos. Uno llora más la muerte de un hermano suyo que la muerte del hermano de otra persona; porque, por mucho que asumamos que todo hombre es nuestro hermano, el cariño (uno de los "Cuatro amores" de Lewis) nos hace unirnos más a los más cercanos. Este mismo sentimiento, entendí, hace a mucha gente lamentar más los muertos de su propio país que los ajenos, o los muertos de "algo que sientes tuyo" que los demás: y ese algo puede ser muchas cosas. En sí, creo que es un sentimiento correcto.
Pero, además, es posible no sólo "lamentar" una muerte, sino también "celebrarla"... en el sentido de honrar a la persona que ha muerto, si su muerte ha servido para algo. Éste era, en realidad, el objetivo de mi post: honrar a unos muertos que han luchado por una causa justa, y que han muerto como consecuencia de esa lucha.
Y si he hablado de ellos y no de otros muchos que seguramente habrán muerto también ese mismo año por la causa de la justicia, ha sido porque quería sacarlos a la luz en su calidad de miembros de mi Iglesia, cercanos por ello a mí, y relacionados, por ello, con la temática de este blog.
Pero, en cualquier caso, gracias de nuevo por el comentario :)
7:09 p. m.
Eleder, tu sentimiento me parece correcto y lógico, lo que quizá me interesaba más saber es por qué en los medios de comunicación se hacen esos distingos absurdos. O todas las muertes son importantes, o ninguna lo es.
Por demás, es cierto: yo lamento las muertes de los que tengo cerca, y no puedo decir que lamente ni me alegre por las demás. Los humanos somos así, por más que a veces tratemos de fingir otra cosa.
Pablo: francamente, la diferenciación entre misionero o no misionero me parece arbitraria. Las ONG hacen proyectos cortos, menos las que hacen proyectos largos. Los cooperantes evacúan cuando hay tiros, menos los que se quedan y se comen la bala. Los misioneros se quedan, menos los que se van. Y así hasta el infinito.
Otra cosa: tu énfasis en la voluntariedad de los misioneros es curioso, dado que los cooperantes de ONGs no van a punta de pistola. esa distinción es inexistente.
12:58 p. m.
Sangre Azul: Yo creo que sí hay distintos tipos de muertes, mejores y peores.
Como digo, creo que esa es una distinción untanto arbitraria. El resultado final es idéntico: evidentemente preferiremos una muerte que nos cause el menor sufrimiento posible, pero no creo que pueda hacerse una valoración que tenga sentido. Al final, acabas muerto.
Y para un cristiano no hay nada más noble que morir por su Dios.
Sí,en eso podemos concordar. Es, de hecho, un rasgo común a la mayoría de religiones.
Es meritorio también morir por una causa noble, cualquiera sea esta y, evidentemente, no es lo mismo que morir en un accidente por causa de una borrachera o que suicidarse.
Claro, pero no es exactamente eso a lo que me refiero. A lo que me refiero es a la tendencia idiota de los medios a mostrar el dolor de las familias de las víctimas de un suceso como mayor o más importante que el dolor de una persona que ha perdido a un ser querido por una causa menos noticiable.
9:25 a. m.
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