"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

18 de julio de 2006

La llave

Hace tiempo, un Hermano Marista me dijo una frase que, desde entonces, no he cumplido siempre, pero siempre he recordado:

"Nunca dejes en manos de otra persona la llave de tu felicidad".

Escrito por Eleder a las 11:39 p. m.

12 aportaciones

Blogger m dijo:

No me termina de convencer la frase, pienso que cuando uno ama y se entrega totalmente al otro (como lo hacen los esposos) eliges poner la llave de tu felicidad en manos de tu esposo/a y está muy bien.
Si mantienes en tus manos la llave no puedes entregarte enteramente.
Sigo pensándola...

1:57 a. m.

 
Anonymous Anónimo dijo:

Estoy de acuerdo con Finitud.

1:31 p. m.

 
Blogger Eleder dijo:

¡Gracias por los comentarios! No he comentado la frase en el post precisamente por dar lugar al diálogo :)

y sigo creyendo que es válida. En un matrimonio, se realiza un proyecto de vida en común, en efecto.

Pero, para un cristiano, lo importante es el proyecto, el hacer la voluntad de Dios. Y creo que por ahí vienen cosas como lo de "no he venido a traer la paz sino la espada", "he venido a poner al hijo contra el padre, y al marido contra la mujer", y varias referencias más del Evangelio.

La única llave de la felicidad está en realizar la voluntad de Dios; si Dios te pide que ese camino lo recorras junto con otra persona, es maravilloso... pero no puede hacernos cambiar la referencia fundamental.

¿Renunciaríamos a Dios por un esposo o por un padre? (umm... esto empieza a acercarse también a la discusión sobre Ned Stark :) )

1:52 p. m.

 
Blogger Alt dijo:

Estoy completamente de acuerdo con la frase. El tiempo me ha llevado a esa misma conclusión y cada día que pasa la siento más y más acertada. Si entregas esa llave a otros, tu felicidad corre un grave peligro. ¿El caso de los esposos? Bueno... No termino de estar de acuerdo. Es decir, por más que tú ames a tu esposo/a y confíes en él/ella, es altamente probable que llegue un momento en que sus decisiones con respecto a tu llave no te gustarán, y aunque decidas acatar sus decisiones, y conformarte con ellas, no dejarán de traer un sabor amargo a tu boca y un pequeño pinchazo de insatisfacción (que, con el tiempo, acabará por convertirse en una gran herida) por no haber podido ejercer tu derecho de decidir a dónde dirigir tus pasos por el camino hacia TU felicidad.
Lo voy a comentar en mi blog, Eleder, si cuento con tu permiso para ello. ¡Un abrazo!

9:06 p. m.

 
Blogger Eleder dijo:

Encantado, Altáriel :)

En cualquier caso, sí me gustaría matizar que al decir que la llave de la felicidad no puede estar en otra persona, no quería tampoco decir (por si alguien lo ha interpretado así) que bastara con uno mismo para obtenerla. La felicidad es un don... pero hay que pedirlo, claro.

9:40 p. m.

 
Blogger migrante dijo:

estoy de acuerdo con la frase, la felicidad depende de cada persona, en el caso de los esposos, nadie entrega llaves a nadie, pues se hacen una sola persona y un solo corazon, por lo que la llave se forma con las dos mitades de cada pareja.

10:10 p. m.

 
Blogger Juan Ignacio dijo:

Las frases aisladas son peligrosas. Yo siempre imagino si tienen una posibilidad, un contexto en el cual pueden ser válidas. En el caso que dice Finitud, no vale. Creo que podría ser válida si lo que se quiere combatir es el defecto del que poco "labora" y sólo "ora" (aunque el orar sea o más importante). O sea, alguien que piense que la solución de nuestros problemas vendrá de afuera.

(Sólo en un sentido vendrá de afuera y de otra persona: si esa otra persona es Jesucristo).

4:30 a. m.

 
Anonymous Anónimo dijo:

Puestos a tomar partido yo opino que la frase es válida, tanto si estás casad@ como si no. Aunque el comentario de Juan Ignacio me ha gustado.

11:29 a. m.

 
Anonymous Anónimo dijo:

Dado que están demasiado de acuerdo, me gustaría disentir :-)

Primero y principal, si Dios me pusiera en el transe de abandonar a mi padre por él (se entiende, el problema no radica en dejarlo solo cinco minutos), perdería la fe.

Segundo y principal, yo no sería la segunda esposa de Job.

No se puede dejar la llave de la felicidad en los demás, porque no se puede hacer a otro responsable de la suerte de uno.

Pero en mi definición de felicidad no entra la traición al prójimo. Y la familia, es muy prójima :-).

(Traición medida, por mis habituales limitados medios de comprensión. Si tuviera otros, sería otra persona.)

Saludos
Gaeren

6:25 p. m.

 
Blogger Eleder dijo:

Disensión bienvenida, Gaeren :) (y no hay tanto acuerdo, no creas)

Los matices, como dice Juan Ignacio, son importantes. Y es obvio que Jesús con esa frase no está exigiendo al cristiano el abandono de su pareja, cuando ya había dicho que "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (o también "honrarás a tu padre y a tu madre").

Pero, y por poner un ejemplo sólo (no tan irreal como pueda parecer): "si no escupes al crucifijo y reniegas de Dios, ya no eres mi hijo". ¿Dónde nos deja esto? Por supuesto, en la lealtad al padre... que en este caso nos debería mover a hacerle ver su error por todos los medios. Pero ¿y si no lo conseguimos?

Si prefieren poner el ejemplo en otros términos: "si no abandonas esas ideas de irte un año a trabajar a una leprosería / si sigues queriendo casarte con ese extranjero / si..."

No digo que nada de esto sea fácil. Pero Dios no pide cosas irrazonables.

6:42 p. m.

 
Anonymous Anónimo dijo:

:-)

No sé porque, cuando alguien pone esos ¨si...¨ deja de tener derecho a ponerlos.

El condicional ¨chantaje emocional¨ es el problema.

Si no trabajas no comes, suena lógico. Si no barres no te quiero, no.

Desde luego, es difícil sentir afecto, mantenerse cerca, de alguien que se niegue sistemáticamente a mantener la limpieza; y puedes interpretar que esa persona no te quiere si no mantiene la limpieza (¡Qué grado de matización!:-P)

Hay muchos niveles de verdad.

Pero los condicionales que no sean sobre cuestiones prácticas; me suenan a caprichos, y no me obligan mucho que digamos.

Saludos
Gaeren

8:15 p. m.

 
Anonymous Anónimo dijo:

Por poner como ejemplo un caso real de elección: un amigo mío, tras acabar su carrera en Madrid, ha decidido meterse de monje en Silos -ya lleva un año-. Y lo ha hecho a pesar de la oposición de sus padres. Me consta que ahora es cuando más los quiere y reza por ellos, seguro que ahora es cuando más sufre por ellos, y afirma que ahora es cuando su felicidad más ha crecido (y eso que hace poco han estado sus padres allí de visita y su madre quería raptarlo -fueron de paseo al pueblo de al lado y le decía que ya que estaba fuera aprovechaban y se volvían juntos a Cuenca-).
Reza por nosotros, lo sabemos.
Jorge-Erkenbrand.

12:24 a. m.

 

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