"Eman ta zabal zazu munduan frutua" ("Gernikako Arbola", de Iparragirre)

10 de agosto de 2006

En la búsqueda de Dios

Cuando el demonio vio a un “buscador” entrar en la casa de un Maestro, decidió hacer lo posible por hacerle desistir de su búsqueda de la Verdad.
Para ello sometió al pobre hombre a todo tipo de tentaciones: riqueza, lujuria, fama, poder, prestigio... Pero el buscador era sumamente experimentado en las cosas del espíritu y, dada su enorme ansia de espiritualidad, podía rechazar las tentaciones con una facilidad asombrosa.

Cuando estuvo en presencia del Maestro, le desconcertó ver a éste sentado en un sillón tapizado y con los discípulos a sus pies. “Indudablemente”, pensó para sus adentros, “este hombre carece de la principal virtud de los santos: la humildad”.
Luego observó otras cosas del Maestro que tampoco le gustaron; pero lo que menos le gustó fue que el Maestro apenas le prestara atención. (“Supongo que es porque yo no le adulo como los demás”, pensó para sí. Tampoco le gustó la clase de ropa que llevaba el Maestro y su manera un tanto engreída de hablar. Todo ello le llevó a la conclusión de que se había equivocado de lugar y de que tendría que seguir buscando en otra parte.

***

Cuando el buscador salió de allí, el Maestro, que había visto al demonio sentado en un rincón de la estancia, le dijo a éste: “No necesitabas molestarte, Tentador. Lo tenías en el bote desde el principio, para que lo sepas”.

Tal es la suerte de quienes, en su búsqueda de Dios, están dispuestos a despojarse de todo, menos de sus ideas acerca de cómo es realmente Dios.
A. de Mello, en "La oración de la rana"


Leí esto por primera vez con quince años. Me pareció una insensatez. Era más listo yo de joven...

Escrito por Eleder a las 1:06 a. m. | 21 aportaciones

8 de agosto de 2006

La primera rama

Ayer a la tarde, en una oración a la que me invitó un compañero de nuestra blogosfera católica (¡gracias!), escuché unas palabras que escribió San Josemaría justo en un día como ayer, la víspera de la Transfiguración:

A pesar de sentirme vacío de virtud y de ciencia, querría escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva, prendiendo su luz y su calor en los hombres
En los últimos años podía haber hecho mías sin problemas estas palabras. Y, hace un año, conseguí reunir el valor necesario para ponerme al servicio del Espíritu en lo que quisiera hacer de mí. Hoy, un año después, se cumple el primer aniversario de este blog: la primera rama de Desde mi roble.



Ahora toca iniciar una nueva rama, si Dios quiere. Esta rama ha tenido sus pequeños pero preciosos brotes, sobre todo a partir de la apertura de comentarios de enero. Y, viéndolo en la perspectiva actual, todos mis temores que entonces tenía sobre el "peligro de los comentarios" me parecen absurdos: este Roble no sería ni una décima parte de lo que ha sido, de no ser por vuestros comentarios, que han sido el alimento y la savia necesarios para que esta bellota se convirtiera en el arbolito que ha comenzado a ser (metáfora más silvana que ésta imposible!).

Y sigo sin saber hasta dónde llegará. Estoy en una época en la que, con toda seguridad, necesito mucho más silencio y oración que acción y palabras. Pensé, incluso, en realizar unas cortas "vacaciones de blog"... pero la ecuación de arriba no se arregla con menos palabras, sino con más oración.

Y con dejar que las palabras sean las que Dios quiera que sean. Que los árboles no dependen de sus propias fuerzas para crecer. Y los Robles tampoco. :)

Escrito por Eleder a las 1:00 a. m. | 15 aportaciones

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